ASIA GANA CADA VEZ MáS RELEVANCIA EN INTERESES DE LOS CARTELES DE AMéRICA LATINA

Asia

Asia gana cada vez más relevancia en intereses de los carteles de América Latina

Las organizaciones de la cocaína están aumentando su presencia en el continente, gracias a las nuevas relaciones de comercio que países latinoamericanos han ido sellando en los últimos años con China, India y Corea del Sur, especialmente.

CAROLINA SAMPÓ (*) y VALESKA TRONCOSO (**) - Americas Quarterly

Para un número cada vez mayor de carteles de la droga latinoamericanos, ser global es hoy en día una situación de “vida o muerte”. Acorralados por la sobresaturación del mercado estadounidense y la creciente preferencia de sus consumidores por las drogas sintéticas, como el fentanilo, estas organizaciones criminales han ampliado con avidez su contrabando de cocaína a Europa en los últimos años. Y ahora, buscan nuevos mercados, y Asia es el nombre que está en juego.

Tras un notable aumento de la producción de droga en la última década hasta alcanzar un nivel récord de casi 2.000 toneladas de cocaína pura al año, los capos de la droga apuestan por los mercados de China, India y Corea del Sur. El aumento de la producción se está dando gracias a las recientes inversiones en tecnología para aumentar la productividad de los arbustos de coca y a la expansión de la zona de cultivo a países no tradicionales de América Latina, única productora de toda la cocaína que se vende en el mundo.

Una mayor producción y expansión del mercado ha traído consigo un aumento de la violencia relacionada con el narcotráfico en la región. En enero, unas bandas secuestraron a funcionarios de prisiones e invadieron un canal de televisión en Guayaquil (Ecuador). Esto representa una oleada de violencia sin precedentes en una nación que no hace mucho era un pacífico destino andino.

No es una mera coincidencia que las principales bandas mexicanas, el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), tengan a Ecuador como su último y más destacado campo de batalla, ya que ambas están inmersas en una feroz competencia por controlar territorios y mercados clave en el hemisferio occidental y más allá. Ambas organizaciones han puesto sus miras en Asia desde que adquirieron prominencia local, pero el Cartel de Sinaloa cuenta con una ventaja inicial en esta expansión.

Según algunos estudiosos, Joaquín, el ‘Chapo’, Guzmán, el narcotraficante encarcelado que cumple cadena perpetua en Florence (Colorado), creó redes de importación y exportación en Asia a principios de la década del 2000, enlazando a su próspero grupo con bandas chinas, como 14K y Sun Yee On, en Hong Kong.

En septiembre, los líderes políticos de la región se reunieron en Cali para abordar nuevas políticas en materia de narcotráfico, y los presidentes de Colombia y México instaron a la creación de una nueva política internacional antidroga. Gustavo Petro fue más allá y afirmó que el enfoque militar para combatir el tráfico ilícito, conocido como guerra contra las drogas, ha fracasado. Se calcula que cerca del 6 por ciento de la población mundial consume drogas ilegales.

Mientras los dirigentes de la región luchan por encontrar la mejor forma para combatir el narcotráfico, el aumento de los lazos comerciales está preparando el terreno para una nueva realidad.

Comercio ilegal y drogas

Las relaciones comerciales entre países latinoamericanos y asiáticos han hecho que el transporte sea más rápido, barato y permeable a la actividad ilícita. Países como Ecuador, Perú, Chile, Nicaragua y Costa Rica han firmado acuerdos de libre comercio con China, que se suman al creciente comercio entre China y Colombia, Brasil y Argentina. (Colombia, Perú y Bolivia son los mayores países productores de cocaína del mundo).

La producción de cocaína en Suramérica está inundando los países de la región, y los puertos de San Antonio (Chile), Buenos Aires (Argentina) y Montevideo (Uruguay) han cobrado importancia, ya que la cocaína sale de allí hacia Europa, Oceanía y los mercados asiáticos.

Las rutas aéreas también son cruciales, ya que pueden responder rápidamente a una demanda concreta. En ese caso, se están utilizando mulas (personas que llevan cocaína en el estómago) para traficar cocaína desde Suramérica (desde Brasil, en muchos casos) a Europa y África Oriental y de allí a Asia. China e India son fundamentales para comprender cómo se está desarrollando el mercado de la cocaína en Asia.

Aunque se dispone de muy pocos datos sobre las incautaciones de cocaína en China, el país se ha convertido en un punto de transbordo para la cocaína procedente de América Latina, según el Índice Global del Crimen Organizado.

China es el mayor centro mundial de movimiento de contenedores, lo que facilita el acceso y el transporte barato de mercancías lícitas e ilícitas. El aumento de las incautaciones de droga en Hong Kong, Macao y China continental parece demostrar esta tendencia.

En el caso de India, aunque el mercado nacional sigue siendo minúsculo, el contrabando de cocaína ha aumentado en los últimos años impulsado por el turismo, ya que las organizaciones delictivas utilizan Internet para las ventas, los pagos y la distribución. Según datos oficiales, las incautaciones de cocaína han aumentado drásticamente, e incluso cuando las cifras no son lo suficientemente elevadas, se ha suscitado preocupación, sobre todo en torno al movimiento de contenedores.

Corea y Japón

Corea del Sur se ha convertido en un importante centro de distribución de cocaína con destino a China, Oceanía y otras partes de Asia. El puerto de Busan desempeña un papel esencial en la llegada de cocaína procedente de América Latina, dada su posición crucial en el noreste asiático (ocupa el sexto lugar en importancia mundial), teniendo en cuenta el número de contenedores que se mueven. Japón, por otra parte, permanece en gran medida al margen del mercado mundial de la cocaína, a pesar de los informes de algunos sectores que afirman lo contrario.

Aunque EE. UU. y Brasil siguen siendo los principales consumidores de cocaína en todo el mundo, el mercado de la cocaína parece estar desplazándose geográficamente de América a Europa. Según el Informe Europeo sobre Drogas 2023, cerca de 2,3 millones de jóvenes de 15 a 34 años (el 2,3 % de este grupo de edad) consumieron cocaína. El informe destaca que, después del cannabis, la cocaína es la segunda droga ilícita más consumida en Europa, aunque los niveles de prevalencia y las pautas de consumo difieren considerablemente de un país a otro.

Aunque el mercado actual de la cocaína se ha eurocentrado, esa tendencia puede cambiar en los próximos años, ya que los precios de la cocaína en Asia se han disparado recientemente.

Constantemente surgen nuevos mercados para el consumo de drogas gracias al empeño de las organizaciones delictivas por estimular la demanda de la cocaína extra que se produce cada año (y aumentar así sus beneficios). Ahora, los mercados asiáticos están asumiendo un papel más significativo. Muchos de estos países ya participan en los mercados mundiales de la droga, pero de forma diferente: Asia, y en particular China e India, suministra precursores químicos utilizados para producir drogas en América, como el fentanilo.

La nueva realidad plantea la cuestión de si los gobiernos lucharán por separado contra el desarrollo de las organizaciones delictivas o cooperarán contra esta creciente amenaza transnacional. Los países latinoamericanos pueden cooperar con los asiáticos, compartiendo los conocimientos que han adquirido durante la última década y los mecanismos de cooperación que han desarrollado, por ejemplo, con Europa. La cuestión crítica es si existe la voluntad política para hacerlo.

(*) Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Argentina, coordinadora del Centro de Estudios sobre Crimen Organizado Transnacional (CeCOT), Instituto de Relaciones Internacionales (IRI), Universidad de La Plata (UNLP). (**) Co-coordinadora del Centro de Estudios sobre Crimen Organizado Transnacional (CeCOT), Instituto de Relaciones Internacionales (IRI), Universidad de La Plata (UNLP), Argentina. Este artículo comparte algunos de los aspectos más destacados de un capítulo del libro ‘Cocaína: Criminals, Routes, and Markets’, de S. Cutrona y J. Rosen. University of New Mexico Press.

Natalia Tamayo Gaviria

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